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domingo, 2 de marzo de 2014
jueves, 27 de febrero de 2014
Soneto a Paco de Lucía
Arte en movimiento, notas volando...
Un vértigo flamenco hace soñar,
llena el aire, tu música al sonar...
tu guitarra parece estar llorando.
Escalas sublimes vas dibujando.
No hace falta leer ni solfear,
ni los más grandes pueden igualar
un universo en seis cuerdas vibrando.
De tus manos nace un nuevo color
En tu música brilla Andalucía,
grande y amable en todo su esplendor
Tienes prisa, te vas en este día...
Tu obra hará olvidar nuestro dolor.
Genio sin igual, Paco de Lucía.
martes, 17 de diciembre de 2013
Soulman diseña la nueva marca de Endesa Gas T&D, ahora propiedad de Goldman Sachs que pasa a llamarse Redexis Gas.
La sociedad Endesa Gas T&D, segundo
transportista y cuarto distribuidor de gas de España que desde el pasado mes de
noviembre es propiedad de Goldman Sachs, ha cambiado su nombre por Redexis Gas.
Soulman Insightful Thinking ha sido la empresa
encargada del proyecto de creación de la marca, que ha sido presentada por la
compañía.
En un comunicado, Redexis Gas explica que la
compañía mantiene tanto la actividad como los compromisos y vínculos
contractuales de la antigua Endesa Gas T&D, cuyo capital es 100 % de
Goldman Sachs desde que en noviembre el banco de inversión estadounidense se
hiciera con el 20 % que todavía no controlaba.
El símbolo, que ayudará a crear una sólida
arquitectura de marca tiene la forma de un rombo que incluye en sus vértices las
formas de una llama de gas ( azul) que representa la actividad de la compañía y
una hoja (verde) que representa su compromiso medioambiental, conectados entre
sí por trazos que simbolizan las canalizaciones de transporte y distribución.
La consultora Soulman culmina de esta forma un
exitoso año 2013 en el que ha desarrollado trabajos muy apreciados como el
reciente cambio de imagen de Federópticos.
Soulman, fundada por
Luis Manzano tras abandonar Landor en 2010 ha desarrollado proyectos en España
y américa latina para Endesa Gas T&D, Telefónica, Federópticos, González
Byass, Maxxium, Cash Converters, Master Card, o Terra, entre otros.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
El réquiem de Mozart y lo que nos enseña sobre marcas
Tras un periodo demasiado
largo sin actualizar el blog, por culpa del siempre bienvenido trabajo vuelvo a
la carga para intentar escribir algo interesante y sacar de ello alguna
conclusión relacionada con nuestra actividad.
Y hoy me voy a atrever a
escribir sobre una de las obras musicales que más me gusta y sobre algunos
aspectos no muy conocidos de la misma que la hacen en mi opinión aún más
interesante: el réquiem de Mozart. Por supuesto, no soy ningún experto en
música y lo que escribo lo hago basándome en cosas que he leído y en las
enseñanzas de mi maestro José María Álvarez.
Mozart escribió su réquiem en
1791 por el encargo del conde Franz Von Wallsegg, un músico aficionado que
había enviudado y quería que se interpretara en un funeral por su esposa,
haciendo creer que era suyo. Por eso envió a un misterioso hombre (se cree que
fue al músico Franz Anton Leitbeg) a realizar el encargo manteniendo el
anonimato. Lo que relata la película Amadeus (excelente por otra parte) es una
fantasía basada en una obra de teatro de Peter Shaffer.
Enseñanza 1: La mala
costumbre de contratar profesionales brillantes para presentar sus ideas como
propias no es algo nuevo. En estos
tiempos la cosa se ha pervertido aún más en la modalidad “concurso de ideas”.
Mozart murió antes de
terminar su réquiem. Se dice que consumido por su enfermedad llegó a creer que
era para su propio funeral. Es de destacar la ausencia de flautas y oboes, lo
más brillante de una orquesta, para lograr una atmósfera apropiada. Llegó a
completar tan sólo el Introitus, aunque dejó información suficiente para
reconstruirlo siendo lo más completo la parte coral. Es muy interesante que en
el Kyrie, un músico tan genial como Mozart utilice varios compases de El Mesías
de Handel con el “tema de la cruz” del número “And with his stripes”. No fue
por falta de imaginación. Es una forma de decir: “Ya que por tus llagas nos
salvaste, Señor, ten piedad”.
Mozart terminó por completo
la parte coral de los movimientos del 1 al 10 (ver detalles en la tabla) y dejó
anotaciones para su discípulo Franz Xavier Süssmayr, al que seguramente también
dejó indicaciones verbales. Su viuda
Constanz que no quería perder el dinero del encargo quiso acabar la obra en
secreto y entregarla como terminada por Mozart, y le encargó a sus discípulos
que la terminasen. Y eso hicieron. Por ejemplo el Lux aeterna y el Cum sanctis
tuis son repeticiones de música anterior con otro texto, intentando dar
coherencia a la obra.
Constanz sabía que el valor
de la marca Mozart era mucho mayor que el de la marca Süssmayr y no quiso
perderlo. ¿Cuánto le hubiese pagado el conde por una obra terminada por un
alumno?
Enseñanza 2: Un mismo
servicio o producto presentado bajo una marca fuerte tiene más valor económico.
Antes de entregar el réquiem
al conde, Constanz lo copió, violando los términos del contrato. Menos mal que
lo hizo porque si no, el conde hubiese quedado muy bien delante de sus amigos
pero seguramente hoy no disfrutaríamos de la obra, que hubiese quedado en el
olvido como si fuese el Aserejé.
Si vemos la tabla adjunta,
vemos que movimientos como el Sanctus son íntegramente de Süssmayr “sólo o en
compañía de otros”. Aún así, la obra es magnífica pues la mano de Mozart está
presente en la mayor parte de ella.
Mozart en el réquiem es una
potente marca ingrediente y de la misma forma que “Gore Tex” o “Intel Inside”
proporcionan valor a los productos que los contienen, el genio de Mozart da un
enorme valor a la obra.
Enseñanza 3: El poder de una
“marca ingrediente”.
El trabajo de Süssmayr en el
réquiem ha sido criticado. La polémica contra él comenzó ya en 1825 y se ha
cuestionado su concepción de la gramática musical, la orquestación y sobre todo
la falta de coherencia global en sus obras, como un músico que componía los
movimientos de manera individual sin pensar en la obra como un todo.
Mozart murió cuando llevaba
escritos 8 compases del Lacrimosa. Del trabajo de Süssmayr lo más llamativo es
que Mozart dejó escrito un boceto porque deseaba una fuga como “amén” al final
del Lacrimosa, cosa que es coherente con la costumbre de la época de terminar
cada sección principal con una fuga. No hace falta saber música para notar que
el Lacrimosa “termina de forma un poco rara”, y que el amén final es una
especie de parche de última hora. Süssmayr y sus colegas no quisieron o no se
atrevieron a hacerlo.
Enseñanza 4: Un trabajo
discutible se convierte para la mayoría en un buen trabajo bajo una marca
fuerte.
En 1994 Robert D. Levin
presentó una versión que tiene en cuenta a Süssmayr y que incluye una fuga
basada en esos bocetos, que es magnífica. Además incluye un final del Sanctus
muy brillante. Esta versión es muy poco conocida y sin embargo es de un interés
indudable. Lógicamente, con más información y fuentes en las que inspirarse se
pueden hacer incluso mejores trabajos pero Süssmayr lleva 200 años de ventaja.
Enseñanza 5: Construir una
marca lleva tiempo.
Para comparar estos detalles
de ambas versiones, ver estos enlaces:
Lacrimosa (versión Süssmayr)
Lacrimosa + Fuga Amén
(Versión Levin, Los impacientes pueden ir al min. 5:00)
Sanctus (versión Süssmayr)
Sanctus (versión Levin,
lástima que no es una buena grabación)
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